Después de haber pateado, trepado, ferrateado. . . por las Dolomitas durante casi tres semanas, nos tomamos cinco días de descanso en Valencia para afrontar nuestro gran reto: subir a la montaña con más historia del alpinismo español, al Naranjo de Bulnes.
Lunes 4 Agosto 2008
Nuestro viaje empieza con una pésima organización logística en cuánto a equipaje y preparación de mochilas así que con casi 3 horas de retraso salimos de Valencia a las 11.30 de la mañana de camino a un camping en Fuente Dé para coger al día siguiente el teleférico y así ahorrarnos los casi 1000m de desnivel. Después de casi 10 horas de viaje y perdernos un par de veces por unas carreteras en las que apenas cabían dos coches juntos, llegamos a Potes ya cansados, y nos quedamos en un camping de esta localidad, cenamos una buena tortilla de patatas y nos acostamos sin haber preparado ninguna mochila para el día siguiente.
Martes 5 Agosto 2008
Tras darle 4 manotazos al despertador nos levantamos con ánimo de preparar las mochilas, mirar cuantos días nos vamos a quedar por allí arriba para ver la comida que necesitamos y calcular el peso de las mochilas.
Después de parlamentar y pensar duramente decidimos subir ese día hasta el refugio Urriellu, al día siguiente escalar el Picu y al otro bajarnos al coche. Con las mochilas cargadas hasta los topes abandonamos el camping y nos dirigimos hacia Fuente Dé para coger el teleférico. Después de hacer nuestras 3 horas de cola nos llega el turno de coger el cacharrito donde todos los turistas nos miran asombrados por nuestros mochilones y todas las cuerdas saliendo por fuera.
Caminamos y caminamos, cada vez hace más calor y la mochila pesa más y más, así que nuestro planning se ve truncado cuando a las 20.30, después de bajar Horcados Rojos, decidimos plantar la tienda y retrasar todo lo previsto en un día más.
Nos cenamos un fuet y tres latitas de conserva pensando en empezar a recortar por si acaso nos quedamos sin comida el última día y a eso de las 22.00 nos vamos a la cama
Miércoles 6 Agosto 2008
Con todo el día por delante para llegar a la Vega de Urriellu empezamos a caminar a eso de las 10.00 y en tiempo récord, dada nuestra velocidad, llegamos en tan solo hora y media al refugio donde nos frotamos tres veces los ojos al ver la cara oeste de esta maravillosa montaña. Con cara de alegría, satisfacción y nervios nos disponemos a plantar nuestra tienda con la mirada puesta en esta fabulosa montaña.
Poco a poco el día se estropea, empieza a entrar la niebla y se pone a llover. Tememos que al día siguiente siga el mal tiempo aunque guardamos esperanzas para poder subir.
Pensando en el mañana (día de cumbre),decidimos coger fuerzas y nos apuntamos al festín que cada noche ofrece el refugio. Así que después de pagar los 11 €/persona disfrutamos de una magnífica cena con tres platos los cuales nos dan toda esa energía que necesitaremos para subir. Con la tripa llena nos vamos a dormir cruzando los dedos para que el tiempo mejore.
Jueves 7 Agosto 2008
El despertador suena a las 6.00 de la mañana, lo apagamos y seguimos durmiendo hasta las 7.00 para no romper nuestra rutina. Desayunamos los últimos zumos que nos quedan en la mochila y miramos al cielo bastante desanimados. . . Tal y como no esperábamos, la niebla sigue alrededor nuestro sin apenas darnos la oportunidad de ver el Picu, todo esta cerrado y con la cabeza baja nos vamos a la tienda retrasando un día más todo nuestro calendario y temiendo en la retirada por falta de comida y dinero. Nos echamos en el saco y la dormimos hasta las 10.00. Es un día feo, gris, frío y sin apenas ver el sol nos pasamos la mayor parte del tiempo metidos en el refugio jugando a cartas, dominó, damas. . .
Pasan las horas y el tiempo no mejora. Entre partida y partida decidimos que de mañana no pasamos, si mañana no subimos nos retiramos por falta de provisiones así que más esperanzados que nunca, cenamos unas 3 / 4 latas de conserva más un fuet y nos vamos a dormir con esperanzas.
Viernes 8 Agosto 2008
Nos levantamos esta vez a las 6.30 de la mañana con más ilusión que nadie pero en cuánto abrimos la puerta de la tienda nos venimos abajo. La niebla es mucho más densa que el día anterior, la visibilidad es nula y apenas vemos el refugio. Dado que nuestras existencias de desayuno son nulas decidimos desayunar en el refugio, pagamos 4.50 €/persona y nos quedamos con tan solo 9 €.
Después de darle mil vueltas al asunto en subir o no subir, Berta habla con una cordada que estuvo ayer en la Este y les dice que el día fue perfecto, que la niebla se quedó en la base y que tanto en la Sur como en la Este se podía escalar. Nos lamentamos por no haber subido y a la desesperada y sin muchas esperanzas nos calzamos las mochilas de asalto y allá que nos dirigimos por la canal de la Celada rumbo a la cara Sur. El camino se hace cómodo aunque con muy poca visibilidad debido a la niebla densa. Después de subir una pedrera cansina vemos la cara Sur y con ella nuestra cara es de inmensa felicidad al ver los primeros rayos de sol!!
Nos apresuramos y en apenas 15 minutos estamos a pie de vía (Sur Directa ó Hermanos Martínez) dispuestos a realizar nuestro sueño. Los largos se suceden uno a uno encadenándolos todos a un buen ritmo.
Después de disfrutar de 150 metros de escalada y dejando atrás los 4 largos, dejamos las cuerdas en la última reunión para empezar 100 metros de trepada ( II ) hasta la cresta cimera que sin muchas dificultades superamos para llegar a la cumbre donde nos espera la virgen del Picu.
Las vistas son espectaculares, no podemos ver mucho pero el hecho de estar arriba del Naranjo nos llena de satisfacción, alegría y emoción. A mi (Rober) se me escapan unas pequeñas lágrimas pero no es para menos, estamos junto a la virgen de los escaladores, la virgen del Picu, estamos en la cima que cuenta con un siglo de historia, una cima que el 5 de agosto de 1904 fue pisada por primera vez por Don Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós con Pérez de María (El Cainejo). Las imágenes hablan por sí solas. . .
Después de disfrutar de 30 minutos en la cumbre y de reponer fuerzas con barritas energéticas y quesos del caserío, abandonamos la cumbre, no con un adiós sino con un hasta pronto a la virgen. Destrepamos el tramo de II del anfiteatro y en tres rápeles llegamos a pie de vía.
Después de una jornada inolvidable y con mucho cansancio, decidimos pedir en el refugio una fuente de arroz con mejillones que nos comemos en un periquete y una vez acabado nuestro festín, nos vamos como zombis a la tienda a dormir para el día siguiente y después de cinco días por la montaña volver a la vida real.
by Roberto Franco
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